EL LEGADO DEL VIEJO PROFESOR
EL ORIGEN DE LA CREATIVIDAD
Si sigues la trayectoria de Despertalia o te intriga el tema de la creatividad, llegó el momento de revelarte el modo en el que invento las historias de mis juegos de rol en vivo.
La respuesta es: de ningún modo.
Te sorprenderá una afirmación semejante al provenir de una empresa que hace de la animación creativa su estandarte profesional. A decir verdad, yo apenas invento nada. Sherlock Holmes: El legado del viejo profesor quiere nacer y no soy nadie para impedírselo, puesto que sólo soy una comadrona y me debo a mi oficio. Los relatos me nacen porque quieren hacerlo. Las tinieblas están sembradas de historias que carecían de la suficiente fuerza como para rasgar el telón carmesí de mis meninges y mostrarse al mundo por cuenta de un gran sufrimiento físico de mi parte. Como alguno de vosotros sabe, aunque cada nuevo juego que he escrito me ha llevado a la extenuación tras superar un nuevo límite de esfuerzo que parecía impensable alcanzar, en realidad la mayor parte de mi trabajo creativo consiste en abrir los ojos para leer o contemplar el mundo. Para escribir algunas historias, he seguido procesos de documentación de nueve meses, a través de libros, revistas, entrevistas personales, audiovisuales, préstamos interbibliotecarios o al esmero de mi amigo Paco de Hobbyton Cabanillas, que es tremendamente hábil en el rastreo títulos descatalogados. Le he dedicado algunos de mis viajes internacionales a investigar temas para algunos de mis juegos. Tal es el caso de Ecos, que documenté en Japón en un intenso viaje de Este a Oeste durante dos semanas de una investigación rodeada de revelaciones desconcertantes y un permanente halo de suspense sobrenatural. Me tomé vacaciones de un mes para escribir mi segundo juego hace doce años y, desde entonces, el compromiso personal con mi producción sólo ha ido en aumento. En algunos casos, he soportado maratones laborales de cuarenta horas en dos días, alimentado por litros y litros de bebidas energéticas. El dolor del parto es parte de la recompensa y mi personaje favorito en Alien no era precisamente una ganadora como Ripley.
Y sin embargo, debo admitir que nunca escribí ni una sola línea por mí mismo.
Sherlock Holmes: El caso de la ópera macabra fue aparentemente escrito por ángeles en apenas cinco días. La nota sobrenatural es que la fecha de edición del último personaje está datada sólo una hora antes del estreno del juego. Aquel papel se terminó de escribir a más de sesenta kilómetros de distancia del lugar del evento y a sesenta minutos del comienzo de la ópera macabra, el juego no estaba impreso y ni siquiera me había caracterizado como el cerillero Finnegan. Resulta inconcebible que pudiese terminar la obra con tanto retraso y pretender que llegase puntual al evento. ¿Fui cabalgado por un escritor fantasma? ¿Viajé en el tiempo? He dejado de preguntarme cómo lo hice, ya que cada día me resulta más evidente que mi papel en el proceso creativo fue más bien pasivo. Creo honradamente que mi único mérito fue colmar mi cabeza de fértiles mantillos literarios, dejar mi cráneo abierto y mantenerme despierto durante el tiempo suficiente para que el mortecino brillo de la pantalla de mi portátil germinase las tramas en mi cabezota, como por ensalmo. Si estás buscando una lección sobre la creatividad en este artículo, estoy a punto de resumirte la única que yo he recibido de mi trabajo:
Estudia.
Si quieres dedicarte a la narrativa debes saber que los métodos milagrosos para hallar la inspiración sólo le sirven a los que pretenden vivir de comunicar sus presuntos hallazgos en libros de autoayuda o cursos a menudo tan huecos como la “O” de “Dios”. Si te considerabas una persona ocurrente, quizá te resulte decepcionante admitir que la chispa de la genialidad es un mito. Si no te considerabas una persona especialmente genial, estarás expectante ante la súbita democratización del genio. En cualquier caso, es probable que tú tampoco encuentres un gran placer en permanecer engañado acerca de una verdad esencial. Admitámoslo: a estas alturas es casi obligado que recordemos la lección de Thomas Alva Edison sobre inspiración y transpiración. Si quieres crear algo de valor, debes dejar de esperar a que suene la mágica arpa de la revelación y debes disponerte a trabajar mucho, mucho y mucho. La garantía es que si haces tus deberes día a día, el día del examen aprobarás con nota y tu juego de rol en vivo se escribirá casi solo, por mor de una especie de trance chamánico sin drogas. Las buenas noticias residen en que estudiar es algo que, a diferencia de ser creativo, poseer cuatro corazones funcionales o dominar la telequinesia, puedes escoger deliberadamente.