LE ENTREGASTE TU VIDA AL ROL SI…
- Si rondas los diez años y te planteas dar el salto a la dirección con Pequeños Detectives de Monstruos y tus primitos este verano en la playa.
- Si rondas los veinte y, aunque al principio pensabas que el rol era como la ouija, ahora te flipa jugar al Anima de botellón pero pasando mazo de las reglas. También te mola echarte unas risas con colegotes y un Satarichi que os encontrasteis tirado en el Metro.
- Si rondas los treinta y estás al día de todos los lanzamientos, flames y crowdfundings, lees menos libros de verdad que de rol, menos libros de rol que blogs roleros y menos blogs roleros que estados de Facebook de gente que parece jugar al rol más y mejor que tú.
- Si rondas los cuarenta y te refieres a las aventuras como “módulos”, conoces a alguien que jugó a Príncipe Valiente y, con lánguidos suspiros al recordar tu antiguo grupo de juego, depositas tus compras de rol en tu estantería Billy de IKEA a los diez minutos de desprecintarlas y olfatearlas con la doliente nostalgia de un personaje de Nabokov.
- Si rondas los cincuenta, pedías juegos de rol en inglés por correo, inventaste tu propio reglamento y lo mecanografiaste con la Olivetti de tu padre cuando te aburriste de la Mítica Caja Roja. Si eres una de las once personas de esta edad que aún le dan al rol en este planeta, utilizas gafas de sol para ocultar tu desconcierto ante la presencia de mujeres en la mesa de juego.
- Si has pasado de los sesenta y afirmas que jugaste al rol en tu tierna juventud, probablemente hayas confundido el rol con churro-mediamanga-mangotero o, en el caso de que no procedas del futuro, quizá seas tan real como un Jabberwocky.
- Si en tu grupo de amigos eres el único que utiliza bandas sonoras y velas rojas para sus veladas y sigue sin comerse un rosco.
- Si te has comido al menos un rosco y sigues usando bandas sonoras y velas rojas porque funciona (¡incluso en el rol!).
- Si conociste a tu pareja jugando al rol y fue brutal.
- Si cambiaste de pareja jugando al rol y fue más brutal todavía.
- Si te tocó estar en la misma mesa de juego con ambas parejas y eso SÍ que estuvo a punto de ser brutal de verdad.
- Si cuando ves a esos ancianos del Centro de Día, piensas que tu jubilación no será tan aburrida y sonríes cual dulce Gioconda al imaginar que, en esa escena de tu dorado retiro imaginado, repartes fichas de rol en lugar de naipes…
- … hasta que te planteas si tendrás la cabeza para recordar tantas reglas y sospechas que tu futuro rolero estará plagado de juegos indies de una página de extensión y renqueantes cálculos asistidos por el trabajador social y un puñado de amarracos del mus en tu mano temblorosa.
- Si alguna vez has calculado someramente el tiempo en años que te llevaría disfrutar de todos los juegos que consideras interesantes en tu colección y te has deprimido porque no eres inmortal.
- Si tu arroz está tan pasado como la pila de tu reloj biológico y sigues creyendo que la manera más satisfactoria de engendrar vidas sigue siendo lanzar dados en el apartado “Creación de personajes”.
- Si has engendrado descendencia y, alegría suprema, a tus enanos les encantas como máster.
- Si la mayor virtud de un nuevo juego de rol es que se parezca mucho al mismo que te enamoró en tu adolescencia.
- Si no encuentras tiempo para ver a tus amigos con hijos pero no te cuesta nada encontrarle hueco en tu agenda para disfrutar de una campaña de rol que puede durar un año.
- Si logras encontrar tiempo para jugar DE NUEVO la misma campaña y, en el ínterin, los aún desconocidos hijos de tus amigos están a punto de hacer la comunión.
- Si la única manera de seguir jugando con tus amistades con familia ha sido renunciar al rol por los juegos de mesa, más accesibles y sin compromiso de continuidad, pero el momento de jugar a ese sustituto a veces ni siquiera se presenta en eternas cenas de Thermomix y tu cordura se hace añicos en interminables conversaciones sobre política y lactancia materna y, oh sí, MUERES por volver en cuerpo y alma a aquellas añoradas, significativas e inolvidables maratones de rol, rol y más rol…
- … y eso te anima a seguir buscando la manera de jugar como sea, porque sabes que, a cambio de haberle entregado tu vida al rol, puedes gozar de esa incomparable sensación de triunfo que baña todo tu ser después de una buena partida. ¡Oh, sí!