- Pathfinder, Rolemaster o Vampiro: La Mascarada hubiesen sido libros de texto de la UNED.
- Si alguna vez le has dedicado MUCHO más tiempo a disfrutar de un juego indie que el tiempo que le llevó escribirlo al autor.
- Si no puedes evitar un cosquilleo especial en ese lugar aún más especial ante un juego de rol que parece tener una regla específica para todo.
- Si sigues jugando con tu máster, pese a que realice continuas pausas en la narración para atormentarte con sus conocimientos sobre el universo de juego, las referencias al almirante Blas de Lezo, la gramática del quenya o el cine de Kurosawa.
- Si utilizas fluidamente abreviaturas como 3D6+1D4, APA, CaC, D20, DJ, DM, FUE, HP, MERP, PNJ, PV, RPG, THAC0, V20, WoD, XP y no te das la menor importancia por ello.
- Si has jurado por lo más sagrado no atiborrarte a patatas fritas durante las partidas y te das cuenta de que has incumplido tu juramento cuando tu mano toca el fondo vacío de una bolsa familiar. ¡Y ni siquiera son de las que te gustan de verdad!
- Si has desarrollado tu propio ritual de magia simpática para cargar los dados de éxitos.
- Si estás totalmente en contra de la magia simpática y por eso eres capaz de regalarle una densa charla estadística a un supersticioso jugador, tan mágico como simpático, que se las apaña para obtener muchos más éxitos que tú con sus dados.
- Si nadie entiende tu sufrimiento por haber descubierto que hay una versión de tapa dura y con contenidos nuevos del juego que compraste en rústica durante esa misma semana en la que salió al mercado.
- Si, contra todo pronóstico y el sentido común, se te ilumina la cara cuando un editor amateur te ofrece vagas esperanzas de que se publique la tercera edición de un manual cuya línea editorial lleva veinte años muerta.
- Si atesoras libros de rol en idiomas que sabes que nunca aprenderás.
- Si le dedicas MUCHO más tiempo a hablar de rol que a jugarlo.
- Si tienes muchos amigos cuyos nombres reales desconoces y a los que tardaste en conocerlos siquiera por su nick (hasta entonces pensabas en ellos como “el mamón del Ventrue”, “la Arregladora” o “la pareja de Inquisidores”).
- Si a veces la mayor virtud de un juego de rol es que haya sido publicado por tu editorial favorita.
- Si eres tan fan de Fred Hicks, John Wick o D. Vincent Baker que serías capaz hasta de comprar su Chopped OficialTM, besar las ediciones en PDF de sus juegos… ¡o incluso de leerlas y organizar una partida!
- Si le guardas cierto rencor al rol en vivo, los MMORPG, los juegos de cartas coleccionables y los de mesa por quitarle protagonismo a La Verdadera Fe del Rol.
- Si, cuando tienes delante a alguien que desconoce lo que es crowdfunding, debes explicarle el dineral que has pagado por un juego de rol al que probablemente nunca jugarás, futuramente escrito por un autor sin reputación alguna, bajo la promesa de unas recompensas todavía imaginarias, la minúscula mención de tu nombre entre los de otros cientos de mecenas sin más incentivo que contemplar seis párrafos maquetados y los bonitos bocetos preliminares de un ilustrador debutante.
- Si no crees en el horóscopo pero te encanta pontificar sobre si las cosas que hace un jugador las lleva a cabo sólo porque es un power gamer, un munchkin old school, un simulacionista o un indie pretencioso.
- Si te descargas todo gratis de internet pero haces una excepción con los PDF de rol por el qué dirán, porque conoces personalmente al autor o por un insidioso remordimiento de conciencia.
- Si eso del rol en vivo te hace sentir una fuerte timidez o incluso vergüenza ajena.
- Si te sientes raro y vulnerable cuando algún extraño te mira jugar al rol.
- Si insistes en reclutar a tu compañera de oficina para la causa pese a la cara que pone cuando le narras tus aventuras de manera florida. Una y otra vez. Todo el rato.