- Si consideras que tu vida no estaría completa sin un sagrado viaje de peregrinaje a Essen.
- Si usas palabras como “gestión de recursos”, “reimplementación” o “colocación de trabajadores” y no trabajas como consultor, informático o en una ETT, respectivamente.
- Si eres capaz de acertar un tipo de funda para cartas y su fabricante sin tener que medirle los milímetros con una regla.
- Si puedes enumerar las famosas manías de Friedemann Friese y se las recuerdas a todos los presentes cuando alguien menciona un juego de él. Más de una vez. Todo el rato.
- Si es tan probable que te vean bailando en un festival de reggaeton como jugando al Risk, el Cluedo o el Monopoly con tus compañeros de juegos.
- Si como jugador el azar es tu Anticristo porque permite que cualquier bobo novato tenga oportunidades de ganar y tú no quieres tanta democracia en la mesa de juego.
- Si pocas cosas en este mundo te proporcionan tanta satisfacción como decir “lo jugué cuando sólo era un proto”, “conozco personalmente a los autores” o “ese juego está roto”.
- Si supiste por un FAQ de la BSK y BGG que FFG reeditó un JCC inspirado por GW y con alto AP lanzado en KS, con mecánica PVP parecida a SW: IA que, si no puedes probar en LES, TDN o TBG, te tirarás por el P&P y a tomar por Knizia.
- Si crees que hay dos tipos de compradores de juegos de mesa: los que compran el juego cuando sucumben a la tentación y los que, como tú, compras sólo cuando recibes el soplo de un foro especializado sobre un saldo en una ignota tienda polaca que te permite atrapar un eurojuego independiente del idioma y revenderlo a un precio cinco veces superior para conseguir dinero con el que especular a plazo ultracorto en un mercadillo solidario de segunda mano y, después de varias oscuras operaciones y visitas al banco, comprarle a un incauto en Wallapop DOS copias de su primera edición de un mítico título descatalogado para cambiarlo en una Mathtrade de la BSK por una ingente cantidad de cartas sueltas de un JCC que revenderás y enviarás –todo cargado al presupuesto de mensajería de la empresa en la que trabajas– en atractivos lotes para obtener el montante necesario para adquirir, modificar y colocar un sospechoso lote de juegos etiquetados como “DEMO” y, sólo entonces, comprar un palé entero del juego al que realmente te apetece jugar apenas dos partidas antes de proceder a avisar en un foro especializado de que lo vendes todo como nuevo y sin uso.
- Si el homicidio debería comportar un razonable atenuante si se lleva a cabo sobre EL TÍPICO JUGADOR QUE SE APOYA O TIRA LOS DADOS SOBRE LAS FICHAS Y LO MUEVE TODO CONTÍNUAMENTE SIN ATENDER A TUS GEMIDOS, QUEJAS E IMPRECACIONES.
- Si has encontrado tu grupo perfecto de jugadores y te da pereza la idea de echar una partida con desconocidos o mezclarte con otras personas en jornadas u otros eventos públicos.
- Si consideras que Essen es la Meca, Spiel des Jahres la palabra de Dios y Uwe Rosenberg su profeta.
- Si sufres porque tu lengua parece funcionalmente incapaz de pronunciar correctamente los nombres de Vlada Chvátil, Corey Konieczka, Reiner Knizia o de juegos como Vor den Toren von Loyang, Zicke Zacke Hühnerkacke o Die Kutschfahrt zur Teufelsburg.
- Si no puedes evitar interrumpir al tipo que te está explicando las reglas de un juego con comentarios como “ya, vale, han copiado el sistema de turnos de Caylus“, “eso está fusilado del Agricola” o “vamos, sí, que tú no lo conocerás pero esa mecánica se parece sospechosamente al sistema de mítines para la mejora de intención de voto regional en Die Macher“.
- Si le prestas mucha, pero que mucha más atención a las posiciones de los juegos en la lista de BGG que a tus niveles de colesterol o azúcar en sangre.
- Si los juegos de mesa son el único motivo relevante para mejorar tu nivel de alemán o, así en general, para que manifiestes alguna clase de interés hacia Alemania como concepto.
- Si crees que, en general, la calidad del juego suele ser directamente proporcional al tiempo que se tarda en explicar las reglas.
- Si no tienes dudas sobre si lo tuyo son los “ameritrashs” o los “eurogames” y tienes argumentos de peso para dejar al contrario a la altura del betún.
- Si los cansinos del rol se te acercan, te dan la matraca y osan tratarte como si lo tuyo con los juegos de mesa fuese una mera etapa y no supieses lo bueno y mucho mejor que en realidad es el ROL, ROL, ROL, oh sí. ROL. Rol, una y otra vez.
Si ya has planificado la vida lúdica de tu hijo o sobrino en los términos de: “primero le enseñaré los juegos de HABA, luego vendrán las versiones junior, después los clásicos imprescindibles con reglas familiares, quizá algo de ameritrash antes de pasar a eurojuegos serios ya en su adolescencia, y luego iremos juntos a Essen para consolidarle la afición y cuando llegue mi momento, le dejaré a mi peque toda mi colección en herencia para que siga mis pasos y sea una persona de provecho como yo y no se meta en cosas raras porque yo sé que me admira por lo que hago y soy un héroe y se le nota incluso cuando mira la foto enmarcada mía que le regalé, sigh”.