Elegiste un mal día para dejar los ansiolíticos. Estás atrapado en un vuelo comercial a diez mil metros de altura y la situación pinta bastante peor que Rembrandt. Varios aviones que sobrevolaban el espacio aéreo de la pintoresca nación de Molvania reciben órdenes de no salir de allí bajo la amenaza de represalias terroristas. Dado que varios pasajeros se han puesto súbitamente enfermos, se sospecha que el catering contiene algún agente tóxico. Una familia numerosa entona baladas de campamento con lágrimas en los ojos. Un cantante famoso ha perdido la cabeza y grita que se quiere bajar en marcha. Un político a bordo asegura que todo es cosa de su ex mujer. Por desgracia y dada la sagrada festividad nacional que se celebra en tierra, el gobierno molvano en pleno se lava las manos y se toma un Red Bull antes de volver a la taberna a bailar danzas regionales. Los capitanes de las aeronaves, sus tripulaciones y los pasajeros deberán tomar una serie de decisiones críticas para evitar que la situación se convierta en cuestión de minutos en la comidilla de Reuters.
La dinámica: los participantes se repartirán en dos zonas de juego señalizadas que representarán los aviones amenazados, coordinados por un actor. La tripulación de cada avión tendrá una zona separada donde podrán deliberar y hacer comunicados a los pasajeros. El copiloto de cada avión (un participante) estará comunicado con el otro avión a través de un walkie-talkie y podrán compartir información. El coordinador general hará, entre otros, el papel del excéntrico terrorista molvano que irá proponiendo pruebas a los participantes que les obligarán a tomar decisiones críticas, ya que estos tienen sus propios objetivos individuales que se enfrentarán a los objetivos grupales y generales. Al mismo tiempo deben aprender a gestionar la mejor forma de comunicar los inevitables fracasos que tendrán lugar. Los miembros de la tripulación deben gestionar recursos tales como la información privilegiada, el combustible, la distancia al aeródromo más cercano, el nivel de pánico de los pasajeros y la paranoia de los más problemáticos entre ellos. ¿A quién tiraríamos en paracaídas si nos lo piden? ¿Cómo comunicarle la decisión al elegido? ¿Qué avión es más valioso? ¿Cómo explicarles a los pasajeros que el catering estaba envenenado? ¿Cómo decirles a los terroristas que su infiltrado está sufriendo unas extrañas convulsiones? ¿Alguien más ha visto una anaconda a bordo?
¡Oh, cielos! incluye un coordinador, al menos tres actores, distintivos para los participantes y las zonas de juego, préstamo de walkie-talkies, tarjetas de recursos, props de apoyo, desplazamiento a Madrid, por 79€+IVA/participante para un mínimo de 20 participantes. La sesión de unos 90-120 minutos se complementa con una charla final de 30 minutos adicionales sobre el rendimiento en equipo a cargo del mismo psicólogo que habrá estado monitorizando las acciones de los participantes durante el desarrollo del juego y que, basándose en lo observado durante la dinámica, hará hincapié en la mejora de la capacidad para comunicar las malas noticias y muchas otras habilidades que ‘Oh, cielos’ pondrá a prueba.
Extras: uniformes, cartelería temática, cuatro puntos de luz LED, megáfono, atrezo extra y una banda sonora reactiva y repleta de tensión y efectos de sonido inesperados.