La humedad y el inesperado calor de abril han iluminado los sembrados con el incandescente amarillo de la flor de colza. Si no vives en el campo, te resultará difícil imaginar la bellísima y extremada intensidad cromática de este cultivo al florecer. Los fluorescentes campos de colza sugieren que Dios, cuando no le prestamos atención, subraya las partes más interesantes del paisaje por algún motivo. Y no nos engañemos, cuando has leído colza también es muy probable que pienses que alguien está plantando algo ilegal, tóxico y potencialmente letal junto a mi casa. La colza significa muerte y síndromes nefastos y degeneración física y secuelas irreversibles, todo el mundo lo sabe. Qué diabólica gentuza esos empresarios del sector agrícola, ¿eh? Si estás al día del rico legendario de conspiraciones actuales, quizá hayas pensado que esos sinvergüenzas de Monsanto estén tramando algo. Si además has jugado nuestro intenso Flashback o tienes una mente propensa al retorcimiento, es posible que te plantees la posibilidad de que escuadrones de aviones dispersadores de chemtrails estén aplicando pesticidas mortales sobre los campos amarillos con algún siniestro propósito.
Todo encaja. La colza debería estar prohibida. ¿A quién se le ocurriría pensar que la colza representa la segunda proteína vegetal más utilizada en la alimentación animal… y humana? El aceite de colza refinado no debería ser considerado una buena forma de combatir la hipercolesterolemia. Seguro que los canadienses se equivocan al utilizarlo de manera habitual en su alimentación diaria. La flor de la colza no debería ser tan hermosa. La colza no puede ser saludable. La colza no puede ser tan importante para la economía mundial. Algo pasó una vez con esa porquería y podría suceder de nuevo si nadie lo remedia. Está demostrado que el aceite de colza es malo y no hay más que hablar. Lo que hay que hacer es restringir, castigar o incluso prohibir el cultivo de colza. ¡Pensemos en los niños!
Si al pensar en juegos de rol te sucede algo parecido, te animo a que pienses de nuevo sobre ello.